LA EDAD DEL HIERRO Y LA FORJA EN EL CASTRO DE SAN CIBRAO DE LAS

El período en el que se desarrolla la cultura castrexa se enmarca en la Edad de Hierro. Si bien no es el metal del que más restos abundan en los castros, sí es ésta la etapa en la que se empieza a trabajar; será bajo la influencia romana cuando se generalice su uso.

Sabemos que los castrexos obtenían los metales necesarios para la fabricación de armas, joyas e instrumentos de trabajo gracias a la práctica de la minería del cobre, estaño, plomo, oro y plata en su propio terreno. Estrabón recoge muy gráficamente cómo obtenían los castrexos algunos de estos metales: “… cuentan que entre los ártabros que viven más allá del norte y del ocaso de la Lusitania, aflora en la terra plata, estaño y oro blanco, puesto que está mezclado con plata, y que esa tierra es arrastrada por los ríos, y que las mujeres, recogiéndola con una azada, la lavan en tamices trenzados sobre un recipiente”… (Geografía, III, 2, 9)

En cuanto al hierro, hasta el momento se había afirmado que no se conocen indicios claros de actividades siderúrgicas en el espacio castrexo antes de la época romana; no obstante, nuevos hallazgos como los del castro grande de Neixón ponen en entredicho esta teoría, por encontrarse evidencias de esta actividad metalúrgica en la etapa prerromana: hornos que emplearían como fundente la arena silícea de la playa de Punta de Neixón y en los que, para quemar, usarían el torgo; que tenía gran poder de combustión. Se alcanzarían temperaturas muy elevadas, que les permitirían trabajar un hierro de calidad.

¿Se forjaría hierro en el castro de San Cibrao de Las? De momento han aparecido pocos restos de trabajo de este metal; predominan las escorias, que son el resultado del proceso de fusión reductora del hierro (combustión con carbón vegetal). El forjado se conseguía mediante el martilleado continuo de la masa metálica obtenida anteriormente, lo que permite darle la forma deseada a la pieza. En el Parque Arqueolóxico de la Cultura Castrexa se encuentran expuestas no sólo parte de estas escorias sino también interesantes vestigios relacionados con la forja: un martillo de herrero procedente de Castromao (Celanova, Ourense), unas tenazas, un cincel y un cuchillo de hierro de Castromaior (Portomarín, Lugo), asentadores de filo del propio San Cibrao…

Escorias de hierro procedentes de San Cibrao de Las. Centro de Interpretación del PACC.

No podemos acabar este artículo sin apuntar el cambio que para estas sociedades antiguas supuso la aparición y el éxito del hierro sobre el bronce. Su introducción significó no sólo la circulación de una nueva materia prima, sino también la quiebra de las redes de intercambio que se habían creado alrededor del bronce en la fachada atlántica. Todo este proceso derivó en unas nuevas relaciones sociales y, en consecuencia, en una “regionalización” que en el caso del noroeste peninsular conocemos como: cultura castrexa.